Cuando en mis talleres pregunto a los padres que asisten, sobre las ideas que tienen de la adolescencia, me dicen cosas como que es una etapa dura, de rebeldía, donde brotan emociones fuertes, las hormonas hacen estragos, relaciones difíciles, los adolescentes creen que tienen la razón.
Con todas estas ideas que nos inundan la cabeza, cómo podemos relacionarnos con nuestros adolescentes si los vemos como unos seres que nadie entiende, complicados, descontrolados, etc? Si, tal vez todo no será malo, pero en general todos hemos tenido esos prejuicios.
Mi rol como terapeuta es trabajar con los padres en dejar esas creencias y darles herramientas de empatía, comunicación, cooperación, validación de emociones, empoderamiento y confianza entre muchas otras.
Durante mis talleres, un proceso de seis sesiones, es muy gratificante ver a estos padres cuando empiezan a mirar a sus adolescentes de manera diferente, reconociendo su esencia, aceptándolos tal y como son y sobre todo entendiendo sus cambios neurofisiológicos. Es entonces cuando empiezan a entenderlos, a conectarse con ellos, a apoyarlos y también a darles libertad, a respetar sus espacios y privacidad; en general se mejora la comunicación y se crean relaciones de respeto mutuo, se logran acuerdos y ambas partes confían en el otro.
Los adolescentes pueden ser personas creativas, recursivas, con gran energía, capaces de relacionarse con muchas personas y mantener ese vínculo por años, en fin, pueden ser personas maravillosas si los adultos nos encargamos de conocerlos más y reprenderlos menos, de conectar más con ellos y de juzgarlos menos.
Te invito a que el paso de la adolescencia de tu hijo sea amable, firme y respetuosa para ti y para tu hijo.