Una cosa es vivir sólo y otra no poder tener contacto físico con nadie
Las personas que viven solas, suelen organizar su espacio como les parece, hacen sus deberes y trabajos en el tiempo que les plazca y en general, reciben a quien le parece, en otros términos hace las cosas como mejor les funcione. Sin embargo, en estos tiempos de aislamiento físico, las personas que viven solas, son las que no tienen contacto piel con piel, con absolutamente nadie.
Otras, quienes no vivían solas pero por esta contingencia se quedaron pasando este tiempo en soledad, sus hijos están con el padre/madre según sea el caso o se quedaron en un lugar de donde no han podido moverse o viajar.
Como a todos, para algunas de estas personas también, les ha podido cambiar las condiciones laborales, económicas y hasta sentimentales.
La condición de soledad y aislamiento físico nos ha impactado de varias formas entre ellas cambios importantes en el estado de ánimo, desde bajones y falta de energía, hasta ansiedad y tensión que se refleja sobre todo en el cuello y espalda.
Esta circunstancia puede hacer que la persona que está en soledad se abandone un poco, deje de bañarse o cuidar su espacio, ya que “nadie la va a ver”, puede beber más de lo que hacía antes, se puede presentar desorden en las comidas, etc.
Algunas personas deciden entablar relaciones un poco más estrechas con personas en las redes sociales para conseguir un poco de compañía, otras deciden que este tiempo puede ser de introspección y deciden entregarse a la reflexión, a mirarse a sí mismo, a aprender cosas y a invertir mucho más tiempo en ellas de lo que hacían antes.
Cómo aprovechar este tiempo en soledad?
Tú cómo estás viviendo éste tiempo?